Los conventos y Fray Mamerto Esquiú

Fray Mamerto Esquiú vivió principalmente en el Convento e Iglesia de San Francisco, en San Fernando del Valle de Catamarca, Argentina. La celda donde vivió se encuentra en uno de los patios de este convento. Además, también pasó tiempo en el convento de misiones de Tarija, Bolivia, y en el convento de San Lorenzo, en Santa Fe. 

Fray Mamerto Esquiú tuvo una vida profundamente ligada al Convento de San Francisco, donde pasó gran parte de su existencia. Ingresó al noviciado a temprana edad y se ordenó sacerdote, desempeñando diversas funciones dentro de la comunidad franciscana. Posteriormente, fue consagrado obispo de Córdoba, pero siempre mantuvo un profundo vínculo con el convento. 

El vínculo de Fray Mamerto Esquiú con el Convento de San Francisco:

  • Ingreso al noviciado:

A los 5 años, su madre lo vistió con el hábito de San Francisco, cumpliendo una promesa por su delicado estado de salud. Ingresó al noviciado en el convento franciscano de Catamarca a la edad de 10 años. 

  • Vida como fraile:

Desde entonces, su vida estuvo marcada por la orden franciscana, dedicándose a la oración, el estudio y la atención a los más necesitados. 

  • Celebración de su primera misa:

Celebró su primera misa en el convento de Catamarca, marcando un hito en su vida religiosa. 

  • Profesor en el Colegio Seminario:

Su fama de hombre sabio lo llevó a ser nombrado profesor de Filosofía y Teología en el Colegio Seminario de Catamarca, donde implementó reformas educativas significativas. 

  • Vínculo con Córdoba:

Tras ser nombrado obispo de Córdoba, continuó manteniendo un profundo vínculo con la comunidad franciscana y el convento. 

  • Retiro en El Calvario:

Fray Mamerto Esquiú solía retirarse al convento de El Calvario, un lugar de oración y contemplación. 

  • El corazón incorrupto:

Después de su muerte, su corazón incorrupto fue depositado en el Convento de San Francisco en Catamarca, y posteriormente trasladado a una sala de la portería del convento en Córdoba. 

En resumen, Fray Mamerto Esquiú dedicó su vida a la orden franciscana y al Convento de San Francisco, donde se formó, se ordenó sacerdote y desarrolló su ministerio como obispo. Su legado y su vínculo con la orden franciscana perduran hasta el día de hoy. La celda donde vivió es un lugar de peregrinación para muchos hoy en día, especialmente los que siguen los pasos del Beato. 

  • Visitó el convento de San Lorenzo, en Santa Fe: Hay información sobre su paso por este convento en El Esquiu por Mario Daniel Vera https://www.elesquiu.com/sociedad/2018/4/22/esquiu-en-el-convento-de-san-lorenzo-283589.html 

Dando inicio a su tan ansiado viaje a Tierra Santa, el padre Esquiú después de visitar a la Virgen del Valle en su Iglesia Matriz, salió de Catamarca el viernes 4 de febrero de 1876, en la mensajería de Córdoba y durmió en la posta de La Cañada.

El domingo 6 llegó a la estación ferroviaria de Recreo y al día siguiente, a las seïs de la tarde, se presentó en el convento de San Francisco de Córdoba, donde permaneció una semana.

El martes 15 de febrero arribó a la ciudad de Rosario y dos días después llegó al Colegio de San Lorenzo.

En el histórico convento realizó ejercicios espirituales siguiendo el método del padre Belleccio, leyó a San Buenaventura, a Mach y los comentarios de Maldonado.

Desde su estadía en la ciudad de Córdoba el ilustre fraile catamarqueño tenía bajo su tutela al niño Luis Panicia que, ante la muerte de su padre, don Federico, que vino al país en busca de trabajo y encontró la muerte, el niño quedó huérfano y desamparado y se ofreció a llevarlo hasta la ciudad de catamarqueña. Celebró misa en la Iglesia Matriz y el miércoles 20 de octubre de 1880, por la tarde, partió rumbo a Buenos Aires, acompañado de su sobrino Santiago Delgado.

Por la lectura de su Diario de Recuerdos y Memorias, sabemos que durmió en Amadores, departamento Paclín, en la casa de su amigo Ercilio Herrera, antiguo discípulo de primeras letras; la noche siguiente durmió en Los Troncos, en la casa de don N. Salas; a la mañana del viernes 22 llega a San Pedro de Guasayán y descansa en el hotel de Moreira.

Al mediodía siguiente llega el tren a la estación de San Pedro, el cual aborda y viaja con rumbo al Sur: esa noche durmió en Recreo. Desde la estación de Recreo de las Carretas continúa viaje y en Jesús María suben numerosos frailes con los cuales charlan animadamente. Una vez llegado a la ciudad de Córdoba aborda el tren de la noche con rumbo a Rosario. El lunes 25 de octubre de 1880 escribe en su Diario de Recuerdos: "Por la tarde pasó al Colegio de San Lorenzo en coche particular, pagado por el padre Diego".

El miércoles 3 de noviembre inicia un retiro espiritual en el histórico convento. El lunes 8 de noviembre de 1880 escribe en su Diario: "Después de la comida recibo oficio del Ministro de Culto con la copia del Decreto del Gobierno y la fórmula del juramento. Telegrama del Señor Castellano avisando que el miércoles llegará al Rosario el Señor Delegado Apostólico".

Esa carta sería trascendental ya que en ella se le informa los motivos por los cuales es llamado a Buenos Aires. Es por ello que intensifica su preparación espiritual para la nueva etapa de su vida que está a punto de emprender.

El viernes 26 deja el convento de San Lorenzo y se traslada a la ciudad de Rosario y desde allí se embarca al día siguiente en el Proveedor, pequeño vapor con el cual llegará al puerto de Buenos Aires, ciudad donde pronunciará otro de sus memorables sermones y recibirá su consagración episcopal como obispo de la Diócesis de Córdoba.

  • Pasó tiempo en el convento de misiones en Tarija, Bolivia: Buscó un lugar más austero para vivir, según fraymamertoesquiu.org.ar. 

Los acontecimientos que se precipitaban en la Patria provocaron en Mamerto mucho desánimo, y como siempre había tenido la ilusión de ir al convento franciscano de Tarija, Bolivia; vio allí la posibilidad de su traslado. A mula y a caballo, atravesó montañas, bosques y ríos, pasando por Tucumán, Salta y Jujuy.

En 1862 llegó a Tarija, para consagrar su vida a la oración y al estudio. Allí fue requerido para realizar predicaciones cuaresmales, confesión de enfermos de fiebre amarilla, evangelización de los chiriguanos y enseñanza de Teología. En 1864, por propuesta del Arzobispo de Sucre, Fray Mamerto se trasladó allí. Al poco tiempo fue designado profesor de Teología en el Seminario y colaborador directo del Arzobispo; a su vez continuaba con su tarea de predicación.

 

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